Saturday, August 07, 2004

Historia de algunos días sin sus noches

A "Ella"...
Era una pela pactada a once asaltos, a tres caricias y un par de besos, una pelea empatada sin ventajas claras, sin publico, clandestina y oscura.

Nos retorcíamos en los rincones que habíamos preparado para los dos y en donde se estaba bien; sin las extravagancias de los grandes salones, sin la comodidad de los dormitorios de seda, sin la majestuosidad de los hoteles. Caminábamos por espacios mas amplios, la calle por ejemplo, la noche por ejemplo y éramos felices, éramos casi invencibles, porque con los brazos abiertos alcanzábamos la totalidad del mundo y al abrazarnos comprimíamos toda la fuerza de la naturaleza.

Eramos felices, casi invencibles y digo casi porque la fragilidad siempre ronda todo lo que no puede romper, la fragilidad y su martillo de esculpir palabras, y recuerdos, y ausencias.

Volábamos demasiado bajo para ser vistos, confundíamos las gotas de sudor y las de llanto, mi humedad por ejemplo, no era la mía, la suya tampoco. Vivíamos bajo también, sombrío, olíamos mal, no sabíamos hacerlo de otra manera, no sabíamos cantar pero cantábamos, no sabíamos amar y lo hacíamos, por destellos, sin promesas, sin amar, yo sentía su cuerpo ceder, sus piernas ceder, sus gritos ceder; bastaba abrir los ojos para perderla, acostarme a su lado para perderme, bastaba solamente verla para saber que existía, pero no bastaba volver a cerrar los ojos, los sueños necesitan el calor de la piel que los envuelve.

Pasaran un par de años antes de volver a verla, pasaran un par de noches, años y noches son lo mismo, igual que son lo mismo un gato y una flor, para entonces habrá vivido como yo, tendrá un par de años mas, encima, un par de noches mas, entonces, un par de tragos mas, incluso, no quiero pensar lo que hubiera pasado si me hubiera dado cuanta allá de lo que la quiero acá, o de lo que no la quiero, también es la misma cosa, no quiero ni pensarlo. Siempre contamos con el olvido, aunque nunca olvidemos por completo,

aunque nunca...

Aunque siempre...

Aunque ahora...

Y antes?...

!Nada!

La curiosidad nos pisa los talones, nos seduce, conocemos el peligro de mirar hacia atrás, parados acá, entonces un par de tragos se convierten en un par de noches y un par de noches en un par de años, y los años si que duelen acá que no hay tiempo, allá que no hay días, entre nosotros que no hay tragos, ni caricias, ni promesas, solo cartas que duelen porque no pasan, porque se quedan...

Son como las ocho, poco a poco me acostumbro al viento, a este lugar en el que las montañas no están donde deberían, todo pasa mas lento, menos el viento que tiene toda la fuerza que le falta a la ciudad. Sabes a lo que me refiero, me muero de hambre porque todo vibra distinto, porque no existe una conexión, me siento débil y solo el sueño me devuelve la fuerza, salgo entonces, busco un par de cervezas y no logro entrar, hoy mas que nunca necesito a mi legión primitiva, un lugar para descansar, un cuerpo para beber, necesito esa maldita complicidad que puede llegar a matarnos, ese lugar en el que lo único importante es separarse del cuerpo propio para entrar en otro...

Cuerpo...sueño...vehiculo y dejarse llevar hasta el fin de la noche y de los días.


Alejandro. 2001 Costa Rica.

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